Mal partido en el regreso tras el parón navideño.

Para poder competir contra un conjunto como el Blancos de Rueda se debe, como mínimo, asegurar el rebote defensivo, no cometer pérdidas y encontrar algún aspecto en el que se sea mejor y explotarlo. Con solo 30 rebotes capturados y cometiendo 40 pérdidas, el resultado se explica solo.

Los vallisoletanos, el mejor equipo junior en lo que llevamos de campeonato, fueron superiores en todos los periodos del encuentro. Al poderío físico ya demostrado en la primera vuelta sumaron una asfixiante presión a todo campo con 2x1 y 3x1 que nos hizo mucho daño durante todo el choque, sobre todo si tenemos en cuenta las ausencias de Maté y Fernández.

Desde el primer minuto las diferencias fueron aumentando progresivamente. El Blancos de Rueda fue una apisonadora en ataque, con Sarmiento y Astilleros como jugadores más destacados. Nosotros, con Rixo obligado a ayudar en la subida de balón, solo pudimos contar en ataque con Pipo, que realizó un excelente encuentro, anotando 17 puntos y capturando 7 rebotes.

Solo en el segundo cuarto se disfrutó de algo de igualdad en un partido en el que pocas más conclusiones se pueden sacar por nuestra parte.

Segunda derrota consecutiva abultada, en esta ocasión frente al Blancos de Rueda.

Los vallisoletanos fueron los claros dominadores del partido de comienza a fin. Tras dos minutos disputados el marcador era ya de 10-2. Los diez puntos locales los anotaba Sarmiento, el jugador más inspirado del Blancos de Rueda en el día de ayer y al que no supimos parar.

A partir de ese momento y hasta los minutos finales se puede decir que hicimos un encuentro bastante digno. Como siempre ocurre contra un rival del nivel de los vallisoletanos, nos costó siempre atacar gracias a su presión y la gran defensa de líneas de pase. La mayoría de nuestros puntos llegaron al contraataque o desde la línea de personal, faceta en la que ayer estuvimos muy acertados. En defensa, su gran superioridad física se notó debajo de los tableros, especialmente en el rebote ofensivo. Para combatirla nos cerramos demasiado debajo del aro e hicimos demasiadas ayudas, lo que posibilitó a los locales anotar ocho triples.

Si descontamos los dos primeros minutos, el parcial era de 58-35 a falta de cuatro minutos, un gran resultado para nosotros. Sin embargo, bien por falta de energía o por pura desconexión del partido, nos dejamos llevar al final. Es la tercera vez que nos pasa y esperemos que la última ya que los encuentros hay que disputarlos hasta el final.